miércoles, 29 de noviembre de 2023

PERINOLO

 


Supe que era él cuando lo vi. Giraba como un trompo y se miraba la espalda. Quise detenerlo pero fue inútil, me atreví a decirle que la tierra para, que las estrellas se congelan en su tiempo confuso también, pero me dijo que todo continúa siempre, que detrás de un horizonte hay otro horizonte esperando y que si amanece, anochece, y que si llueve la nube se corre y el rayo pasa como una furia a romper esa casa, ves, donde los campesinos riegan la cosecha que crece porque llueve, y yo giro porque giro.


Supe que era él pero sus ojos se perdían, tuve que correrlo de costado mientras seguía dando vueltas y los nenes que jugaban en los toboganes y las hamacas hicieron una ronda para aplaudirnos. Ya estaba cansada de correr alrededor pero era la única forma de hablarle, pensé en los perros que giran para morderse la cola y que quizá darle mi mano para que me mordiera lo tranquilizaría, pero la besó, por un instante paró su violenta gira e hizo una reverencia.

 

Supe que era él cuando quise abrazarlo y me quedé con las manos abiertas chocadas contra su cuerpo que siguió de largo, pensé que no podía ser eterna esa marcha en el lugar, que en algún momento se rendiría como una perinola al caer con una de sus caras del juego, diciendo todos toman o nadie pierde, cuando le dije que un Perinolo tiene pocos años de vida me miró, le dije que me diera una de sus caras para saber quien era, que perdía el rostro en cada vuelta, que sus ojos eran una foto movida, entonces dio un salto frente a mi y me acarició la mejilla, entonces supe que yo sólo quería interferir en un destino ya marcado, en un destino que no va en línea recta hasta un final, en un destino que es un espiral, que no avanza ni retrocede, que da vueltas, y en cada vuelta todo recomienza.

 

Supe que era él cuando me dijo, no hay futuro ni pasado, sino esta tierra que gira como yo y que no me suelta, soy la manzana que cayó en la gravedad y nadie la levantó del piso, pero rodó pendiente abajo, soy el muñeco de una vidriera que llama la atención para que los que caminan rápido se paren a verme, soy la violenta resistencia de la muerte cuyo piano en la cabeza no me puede alcanzar, soy quien nunca cruza la calle, ni enamora a una dama, o sí, y me tiró un pétalo que sacó del bolsillo.

 

Y supe que era él porque las hojas de otoño no paraban de caer hasta que se tropezó y cayó en el colchón de hojas mirando el cielo con las manos abiertas, me acosté a su lado y ahora veíamos el movimiento de las nubes riéndonos y descubrimos la cara de una oveja, un avestruz, nos fundimos en un beso eterno que paralizó la tierra y con ella nuestros corazones, morimos, literalmente morimos de amor, de agotamiento, juntos, y los caballitos blancos de la calesita de la plaza nos llevaron al cielo, sin escalas.

 

 

 

 


miércoles, 1 de noviembre de 2023

cuando cae la noche nos mecemos en sueños

 


Haría un pozo de armas

una montaña de cunas

hay quien prefiere monedas

déjame sentir la paz de los soldados

que vuelven

el tanque que no entró

al territorio

el fusilamiento

de abrazos



 


jueves, 28 de septiembre de 2023

Noticiero

 


Tenemos sed del espanto ajeno

Pescadores de pecados somos



viernes, 15 de septiembre de 2023

A LOS TREINTA AÑOS: UNA CONVERSACIÓN CON EMILY BERRY Y RAYMOND CARVER - poema de RAMONA DE JESÚS escuchado en ALCANZA RADIO

 

miedo a fumar sentada en el alféizar hasta que rompa el alba

a que nadie abra la puerta

miedo a las resoluciones del domingo en la noche

al acatamiento de planchar las sábanas

miedo a las palabras en lugares adecuados

a una felicidad demasiado ordenada

a la pregunta: ¿por qué me tiemblan las manos?

a su respuesta en estas sábanas

miedo al no que antecede al apocalipsis

la risa de los niños

las listas

los supermercados

miedo a amar la herida

miedo a huir o a quedarme

a despertarme con la boca seca

y dar pedir negar —o de cualquier otra manera— necesitar ayuda

miedo a vacilar frente al pescuezo del gallo

corrijo: del lector

corrijo: del diablo

miedo a reencarnar en las historias

miedo al escribirlas

entonces

miedo al ocio

a los gritos sordos

las compañías telefónicas

las ambulancias

los pasillos oscuros

a los adverbios

miedo a lo que se dice en el tiempo del silencio:

a las canciones en repeat

a la tragedia que desencadena el encuentro

entre un cuchillo sin filo y un tomate duro

miedo a enviar todas las cartas

a los platos que se apilan

los buenos deseos

miedo a cuidar de una mascota

a coleccionar almohadas

a morir con hambre o sin sudor en la frente

y a las duchas de agua tibia

la ironía

la pirotecnia

las definiciones

miedo a la unidad de flujo luminoso del sistema internacional

que equivale al flujo luminoso emitido por una fuente

puntual uniforme situada en el vértice de un ángulo sólido de

1 estereorradián y cuya intensidad es 1 candela


Ramona de Jesús, del libro Dos metros cuadrados de piel 

miércoles, 30 de agosto de 2023

Contigo


 

El amor trama

 

A un paso del baile interminable que convoca esta música que iniciaste. A un tramo de empezar a volar para verte de lejos. A un segundo del mundo reiniciándose para volver a empezar. A nada de tus labios si me lees en voz alta. A centímetros del silencio que ahoga el grito.

 

Saber que la puerta que abrí me lleva a un camino de rosas que no se marchitan, como yo, con la margarita deshojada en las manos, esperando que me quieran para salir a jugar con el fuego de un incienso que prendo sin saber rezar.

 

Siempre sabré leer lo que callas, en tus ojos. Sabré esperarte como las manecillas del reloj parado en el living. Sabré que no hay mal en el deseo ni en el bocado glorioso de tu cuerpo dormido hasta tarde. Entonces presiento que no hay escapatoria, que el amor trama.




 


lunes, 21 de agosto de 2023

hallazgo




soy una cruzada en el mar
un cascabel del diablo 
alguna perdida piedra de su sombra
varios cigarrillos que ahora son ceniza
el corazón de un dios que late
al compás de su canción









Patria

 


Escribir como acto voluntario contra la muerte. En paz descansan los que provocaron la guerra también.

Me desbasta el hambre, la humillación de los que menos tienen, el horror de la represión. La justicia actúa todas las noches, en un teatro distinto, y siempre a sala vacía.

Mi tiranía consiste en ver con los ojos desnudos, la realidad. Hacerle el amor a los mártires en sus cajones. Y volver a casa aliviada por haber tenido un gran día.




domingo, 20 de agosto de 2023

me sumerjo


 

19 de agosto

 


un caleidoscopio

una venganza de los sentidos

merece que rece y sin embargo

hay un arsenal de dioses crispados del otro lado de la villa

y no soy el diablo que va a salvar tu vida

pero me parezco

 

no encuentro el disfraz de mi misma

no hay vida en el barro ni en mi costilla

que tus ojos se cierren en el próximo renglón

que tu cuerpo caiga sobre la luz blanca

sin velos el alma mira mejor

sin palabras el silencio sabe lo que dice

 



martes, 13 de junio de 2023

13 de junio

 


escribir a la nada el todo y sentarse a ver el infinito, escribir como quien camina y sube una montaña de palabras, saber que las horas son olas y que el mar nos espera


escribir como la Maja, desnuda y verte sonreír escribir para alguien que entiende y echar a correr saber que las horas son las olas del tiempo parado en tu puerta



viernes, 19 de mayo de 2023

Soledad

 


Es una cruci ficción, una caricia en lágrima, sombras blancas, ceniza, la noche contra el piso, cierto desierto, un beso a contraluz que se estrella contra un bostezo de cemento, uno mismo que se apiada de uno mismo, y de otro que se apiada de sí mismo. La soledad es una edad que envejece aunque no pasen los años, es una antorcha de libertad triste con el fuego apenas encendido, la esquina vacía, el vaso lleno, un verbo anclado en la primera persona. Tantas veces la demora, o la diáspora, el entrecejo fruncido, una flor que se seca el daño en la entrepierna. Es la víspera del tu en mi, y de él en vos, con el estupor en los labios.



ola

 


Profundidad que se mece en cuna de tierra, el mar, avistado desde el vuelo repentino de un ave solitaria.



7

 


Mañana, subiré las escalinatas del observatorio de Moebius para divisar desde su altura el color verdadero de la esperanza. Para manchar el cielo con las nubes de un día nuevo. Para seguir probando en el laboratorio de los astros, las distancias necesarias entre mundos desconocidos. Y en ese ardor de la tarde cercana al sol, correré el velo como un telón cerrado que intenta torpemente amedrentarme. En el observatorio encontraré el espejo de mi alma enfocando sabiamente a una galaxia cercana, testigo del vértigo padecido en masa sobre la superficie terrestre. En un mapa inconcluso de un universo que nunca acaba, trazaré el recorrido de una órbita desconocida para llegar al tesoro que un pirata del espacio escondió. 



domingo, 14 de mayo de 2023

Y morirme contigo si te matas!



Algo nace, se mece entre los labios, una voz que se empaña contra el vidrio y escribe en el silencio; aquí no hay voces, hay  miradas, pupilas abiertas con un sueño dormido hasta tarde, los ojos de la palabra puestos en un papel convaleciente; sobre el vértice cayó la gota de la tinta, de la vida, sangró el capullo abierto de una idea venida del mundo del adiós; aquí hay un alma que se siente vista mientras habla sobre la luz que te toca en secreto.



 

domingo, 7 de mayo de 2023

Cerecita



La esperanza recuerda el gesto inútil y lo repite varias veces como una hormiga que construye su casa en las afueras del tronco. Abril prefiere la templanza que la impostergable prisa que aprisiona. El destino está en el retrato, en las uñas que lima con asperezas. Tarde ya, descubre a dios como una de las tantas formas de ronronear del gato, la única que la videncia de un ciego desoye en los laberintos sin entradas. Una apariencia contigua se desnuda. Hay una forma de distinguir la tarde, cuando la sombra desdibuja una luz en la pared y las aves marías del árbol callan.

 

Sabía que los escrúpulos son un peso antiguo que se mete en el zapato, por eso se desligó de los cielos rasos. Recibe la correspondencia por encima de la puerta. Cada mes el tío cretense le escribe, entonces ingresa en el significado de algunas palabras griegas. Le dijo que suelte el país, que anide en otro barco, que pesque una sirena en el mercado de frutos, que nunca suba a un trampolín, que la paciencia es la madre de su padre, que siempre que salió el sol llovió, y que no hay bien que por mal no venga, entre otras cosas.

 

A veces tiene frío. Las baldosas del comedor y la cocina se igualaron a las del patio. Ya no molesta el olor a comida. Caído el cielo raso apareció un cielo curvo, es ese hemisferio austral que se abre a la dimensión de noches y días. Fácilmente las paredes aceptaron albergar algunas plantas, semejan columnas cuando arborecen. Los aviones no, los helicópteros que vuelan bajo atentan su intimidad, pero pasan raudos. Las ventanas quedaron adheridas a los marcos, ya no son necesarias, deben saberlo; hay una inteligencia común de las cosas: las sillas después de la tormenta florecen, los cuadros pasaron del realismo al impresionismo y ahora a un modernismo afianzado; cada tanto tiene que podar la mesa de roble porque sufre.

 

No recibe visitas. Antes los amigos la invitaban a sus casas, podía estar muchas horas bajo un techo, ya no. Recuerda los supermercados, los bares, los cines, las discotecas, como un pasado al que no volvería jamás. Su tierra es fértil como un colchón de vida donde crecen madres y todo se recrea, metamorfosis de los días sometidos a cambiar, como la alfalfa de la maceta en el barro. Hay que nacerse varias veces al día antes del fin que nos pare para siempre, le decía la abuela.

 

Del pasillo que subía por la escalera a la terraza queda una marca negra, camina fuerte como si los techos y las paredes existieran porque extraña el eco de los pasos. Ningún artefacto eléctrico en esa casa abierta sobrevive. Las páginas del exclusivo libro gracias a las tapas de madera, son una apología de la catástrofe. (“Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”.) Alguien le prometió un libro con tapas de metal. Ella prefiere que diga cosas tales como “verde es el color de la esperanza inmadura” apenas agrediendo un poco la felicidad de los manteles.

 

Dormir con las estrellas en el cuarto y alumbrada con las luces de la calle que se apagan recién por la mañana. Odiar muchas veces la tardanza del verano. Encender el fuego en el comedor y tirarse a ver el día en el espejo. Cocinar con las especies del piso. Eso sí, barrer a la mañana, a la tarde y a la noche; extrañezas envidiables y no, como el collar o las perlas que perdió en el fondo. A los doce días los hombres entraron cuando dormía. A los dos meses cuando cocinaba. Al año cuando estaba sacando la basura. Ahora ya no les tiene miedo. Cada tanto compra algo preciado y lo comenta en el barrio, la noticia llega lejos, lo sabe.

 

La única música dura un baño de inmersión, el vecino canta en la bañera. Lo escucha con felicidad aunque pague un abogado o acaricie al hijo para obligarla a cerrar la casa. Recibe las cartas aunque no tenga leyes. Apiladas en el rincón del living con una piedra encima para que no se vuelen, son un testimonio extenso sobre el atentado a la vida de los otros. Pero sus vírgenes, a pie, desnudas, murmurando enfermas de vida, abren la inmensidad de la nada con un abrelatas de plomo, caminos divididos a la derecha, fuentes de sed sobre tan poco menos que siempre y nunca; la casa entera reza, cerca columnas en su espalda, Abril construye verdades entre escombros para demoler vacíos; finalmente el clima y el tiempo hacen lo suyo.

 

 

viernes, 28 de abril de 2023

Meta

 

Arrancar de la espesura del ojo la retina entornada con oscuro océano para salir y habitar el refulgente ambos que cree en las deidades humanas. Depositar al hombre en la araña que teje su sabiduría. Alguien siempre es la causa en el sendero peligroso o en las bodas del infierno al que ni un soldado de las tinieblas asciende por las sombrías filas de la prisión, del hambre, del frío. Soplan los vientos estancos, en la mañana despierta el ejercito junto al amante, una evanescencia rodea el ceño del tiempo, tiembla la religión en el semblante de un sacramento porque el príncipe golpeará la revolución con la salud de un noble desaparecido que ha visto venerar al diablo, nunca seremos, escribiendo en prosa, una barca o un hueso de las tribulaciones, sino los ojos proféticos de las muertes súbitas o el humo y el vapor que él, viajero del desatino, contempla, con el perfil de una humanidad doliente que cae en la locura destetada del retrato, del proverbio o del verbo.

Los extremos terminan en la puerta, frente al acero, la ignota culpa que cae como una gema desnuda en la palabra, arriba del juramento de plomo que mitiga el ansia con desdén. Vagamos profundamente por la lágrima, en la falda de una ciudad crucificada, en la jaula de la aflicción, como una mariposa envenenada de cuyos senos crece el deseo. Tu sueño se tumba en la corriente y se transforma el temor de la noche en la edad futura, siembras el pecado en la mañana y recibes la cosecha de este sur salvaje por la tarde.

Un puente, veo un puente más alto que los mástiles y un ancho himno que humea en las nubes. Nuestro cuerpo embriagado restituye el orden oculto en la metáfora de un niño entregado a los poemas, la verdad casual diluye el hierro, mi vicio se explica, se exhala, se nula, en la promesa de la fuerza que talla con la paz la sed. Beben sudores los tropeles de la costumbre, el corpus latino brota desde un olor amargo hacia tu órgano invernado, es posible huir del porvenir naciendo continuadamente, descalzos, sin ver el vientre que cura los surcos. Un gran agujero  en el centro del pecho encendido de libertad abre tus labios y la savia del sueño resuena como una risa loca sobre el corazón arrancado por un horrendo amor que los años velan  y nos castiga el infinito con una fuga lenta por las cosas que esta vida nos ofrende. Nido en la mascadura del robo de los gestos, en la humedad de la lengua que traga lo seco, en la palma de una mano, su piel, bajo la mesa. Es posible huir del porvenir naciendo continuadamente, descalzos.



 10 de setiembre de 2001

 

 


domingo, 23 de abril de 2023

paroles paroles



No escribir, no decirte, no afirmarte, categorizarte, determinarte, advertirte, profanarte, desdibujarte, ambicionarte, memorizarte, tentarte, atemorizarte, traicionarte, y tantas cosas con arte.





domingo, 12 de marzo de 2023

A Laura Yasan

 



No sé si te fuiste bailando o aullando

Pero me dejaste un silencio que duda

De ser grito








lunes, 6 de febrero de 2023

miércoles, 1 de febrero de 2023

esperanza

 


Con el fulgor en los labios, serpentear el árbol de los frutos prohibidos, el espejo roto de agua, un cielo puesto sobre la tierra, simples cosas que se complican y mueren, naves que son aves, olas temerosas de ser mar; 

donde nada al fin y todo en un principio, tejer con las hojas del viento la verde esperanza inmadura.