Es una cruci ficción, una caricia en lágrima, sombras blancas, ceniza, la noche contra el piso, cierto desierto, un beso a contraluz que se estrella contra un bostezo de cemento, uno mismo que se apiada de uno mismo, y de otro que se apiada de sí mismo. La soledad es una edad que envejece aunque no pasen los años, es una antorcha de libertad triste con el fuego apenas encendido, la esquina vacía, el vaso lleno, un verbo anclado en la primera persona. Tantas veces la demora, o la diáspora, el entrecejo fruncido, una flor que se seca el daño en la entrepierna. Es la víspera del tu en mi, y de él en vos, con el estupor en los labios.
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