Me perdí en la
multitud. Soy la sal del sudor. El entusiasmo del niño. La parca recién
levantada lavándose la cara. Soy el espesor de un camino hecho de piedras que
se abren a mi paso. Me place huir por callejones sin salida para enfrentar a la
bestia. Y levantar el teléfono y hablar con Dios.
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