La sal en los ojos,
fortalezas barridas con los pies,
seis peras en el olmo,
cinco tréboles de cuatro hijos,
un pez caracoleando y
medio dios que no reza o
un tercio de miedo…
que nada, que se fue,
que está en la orilla,
o duerme en el atardecer,
el amanecer, la noche,
ésta que acaba como yo,
que me muerde el cuello y
vuela a la luna llena del reloj.
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