Cuando habla el
vino hay un credo que silencias, la espesa bruma en las profundidades del vaso,
la que enhebra soledades a tu espalda; y entonces no sé si perdimos o bebimos demasiado,
pero todos vemos el vacío sobre el plato, o el futuro sobre las servilletas
sucias, o peleamos con fantasmas que nos atacan a baldazos de verdades y
mentiras, entonces cantamos para acallarnos un poco, hasta que el pelo y las
mañas nos vuelvan a crecer…
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