domingo, 22 de diciembre de 2024

Tal vez

 


Dónde está la belleza

De un sermón apoyado en tus labios?

Dónde está la siguiente

Estación de un tren a la deriva?

Cuando saldrá el niño

A jugar con los árboles oxidados?

Cuando bailará la sombra

De tu cuerpo en mis sábanas?


Tal vez en el silencio

Se esconde la voz de los perdidos




miércoles, 18 de diciembre de 2024

CARTA XXXIV

 


Y estabas ahí en una pose de tu cuerpo sin ver

En un afiche gastado pero eterno

Sigo sin entender los ojos cerrados

¿Qué haces con la ceniza de mi vida?

¿Te la llevas al cielo por el momento que queda?

El mejor regalo es saber guardado en tu bolsillo mi amor

Me dice nada la verdad

Entonces río de todo 

Convoco a los dioses

Salto el día llego a la noche

Y te digo un secreto que muerde tu boca





CARTA XXXIII

 


Entonces es lejos la palabra más cercana

Y perdidos como nosotros

Es lejos un puente roto

Un horizonte quebrado

La sombra en una pared borrosa

Que me sigue hasta cruzar la soledad

Un lugar donde muchos descansan o gimen

Es así como hablar sola

Es así como dejo de decirte

Dejo de nombrarte

Hay una cruenta oscuridad

Abierta a un campo de metáforas

Que mueren en el siguiente escalón

De una escalera al vacío

Sobre todo sobre nada 

Teje un silencio de corcheas

Y baila al son de un tango

Triste como el adiós.




CARTA XXXII



 Escribir cuando todo duerme para despertarlo

Y encontrarte en una esquina con el amor en las manos

Y que el temor se esconda detrás de los cobardes

Y que un sinfín de preguntas encuentren sus respuestas

Y que se desvistan las ganas de tenerte

Dicen que hay olas que nos esperan en la orilla.

Te ofrezco el mundo

Para abrazarte, moverte al murmullo

De una palabra que anide en tu boca

Y te toque los labios en silencio

Parece ser

O sí

Tal vez

Sino

Un camino dividido en vos y yo

Quiero tu huella en mi paso

Tu cuerpo en mi piel.




CARTA XXXI

 


De pronto caen las colinas al mar

Por tanta lluvia se destiñe el olvido

¡Todo es tan momento que se va!

De otros mundos mudos se defiende el destino

Hay una flor en el ojal de la noche

O algo de ti en mi suspirando

Un oasis que inventa desiertos

Juguemos al lobo cercano

Con la vigilia arriba del cuerpo

Que busca y descubre y guarda

El mañana.




CARTA XXX

 


Y que te puedo decir que no te haya dicho ya?

Que se vuelven buenos los diablos

Que la parca nos tiene miedo

Y que si amas amanece

Que puedo decirte que no te haya dicho ya?

Que corre la esperanza detrás de ti

Que siempre es nuestro quizá el que gana

Que tu sueño es mi sueño

Que estoy en la luna que te mira

Que te puedo decir que no te haya dicho ya?

Que tiemblan los espejos que nos reflejan

Que hay un solo aire que nos roza

Y la arena de nuestro tiempo se congela

Y alguna vez se torna siempre

Y cuando pensamos el beso

Le nacen alas al viento

Voy a buscarte donde termina el infinito

Para llevarte a lo eterno.








jueves, 14 de noviembre de 2024

CAMA DE HOSPITAL

 

 

un vaso de agua frente al mar

eso quiero

morir mirando el horizonte

y ser Alfonsina en las profundidades

de la palabra

cuidando la mano fraternal

que junta el caracol

 




miércoles, 23 de octubre de 2024

sin ley

 


hablo de pájaros y no hay pájaros hablo de amor y no amo hablo de vos y no estás ya no sé por qué las palabras y los humores del incienso en esta casa sin ley



jueves, 10 de octubre de 2024

miércoles, 18 de septiembre de 2024

Poema hermoso de @escribonia en Twitter

 


Somos un misterio, una catástrofe, un delirio. Lo que debe ser y lo que no y lo que los dioses dicen. Y el mar en toda su extensión alista a sus gaviotas dándonos asilo. Porque sin ocurrir sin estar sin morirnos, sin tener que ser, te he llamado y has venido.


@escribonia



sábado, 7 de septiembre de 2024

tu voz

 


tu voz en el confesionario, en el teléfono, en la radio, en los estantes, en los cajones, en el agua, en el salero, tu voz cruzando mares, enfrentada al miedo, descubriendo horizontes, cavando pozos, tu voz en la montaña, en el hilo de la aguja que me cose, tu voz temblando, acobardada, bordada, lanzada al vacío, separada del imán que une nuestros continentes, tu voz lejana que vuelve a decirme que no todo está perdido...




viernes, 12 de julio de 2024

depresión post partir

 


Un borrador de memorias

una razón colorida

pido

agua caliente en pleno invierno

azúcar, sal, pimienta

y tus ojos leyéndome

en el silencio de la noche





jueves, 27 de junio de 2024

Buscando una historia

 


Busco una historia que hable de mi padre, tomo la lapicera. Busco una historia que hable de mis hijos, tomo la lapicera. Busco una historia que hable de mi. Sobrepongo el dolor al ansia. Quizá mi padre esté con los hijos que nunca tuve, hablando sobre la fragilidad de la vida. Y un arco iris sea el final.






martes, 25 de junio de 2024

nous nous quittons à Quito

tu canción



Esta tinta, esta sangre de letras que chorrea en mis manos, que brota de mi boca, para decirte aquello que ya sabes, recordarte, que existo, y mi existencia te abraza con el viento, con las hojas de otoño que no caen, con tu maldita primavera que apañas, mientras ruge mi loba tu canción.



si la rosa hablara, diría:

 


que tus espinas son aves que siembras

que tu agua espera para bendecir el matorral

que sobra una roca en tu camino

que siempre que llovió nació un himno

y que de ti a mi hay un pétalo de distancia...




martes, 28 de mayo de 2024

te esperan

 

sola como una ola que amanece en el horizonte

los cuerpos son anécdotas del alma

mis cálculos te esperan




viernes, 10 de mayo de 2024

jueves, 2 de mayo de 2024

escalera al cielo

 


No debería haber camino a la colina del desamparo. Entre panes la oración se yergue. Impune el mar sigue gritando a horas de aquí. Por un momento de ver te vi, por un momento de oír, te olí. En caravanas de carnaval, en otros mundos de madera, en aquellos gritos que ahogas, allá a lo lejos, van los que siempre pierden, los que nadie oye, los que hoy te nombran Rey de los desposeídos. Porque el dolor. Por qué. La codicia en el horno de la ambición. Los rejuntes de basura que te dejo, hermano, todos los días. Y vos tranquilo. Y yo tranquila. No debería haber hambre en los hombros del mundo. No. Escribo para saber. Para confrontar a los fantasmas. Para decirte que te extraño en el idioma de los muertos por amor. Para exigir justicia por Santiago. Para leerme y no entenderme. Profeta del pasado amedrentado soy. Defiendo el derecho a decir y mi máquina de escribir está rota. Contradicciones de la vida cotidiana. Como decir y no hacer. Fregar la roña de la mentira con el puño de la verdad. Eso. Así la casa descansa en mis sueños de libertad. Tu varita mágica me toca y el río ríe. Soy un violín sin orquesta en un solo de piano. Pero sigo como siguen los escalones, uno a uno para arriba y para abajo.



sábado, 13 de enero de 2024

los haikus están escribiendo un largo poema

 


Decirte en los labios el color de un deseo suelto.

El rojo fuego de la pasión en el frío.

Sobre tu piel dejé mis caricias olvidadas.

Escrita está esa palabra que nadie robará.






viernes, 5 de enero de 2024

Lo bueno si breve

 

 

  

“Tener que convivir con ratones, me pareció en el primer momento el único defecto de este sótano, donde no pago alquiler. Ahora advierto que estos animales no son terribles: sino discretos. En resumidas cuentas son preferibles a las moscas, que abundan tanto en las casas más lujosas de Buenos Aires.”  Silvina Ocampo

 

De vez en cuando pasea por el jardín del vecino o se tira en el portón atando cabos. Tal vez espera como un fantasma acribillado de realidades, sangrando su luz. Otras veces disfrazadas de circunstancia repetidamente son eternidades. Y todas las veces que se odió y amó, como cuando el gato enfermó, o la puerta se cerró detrás y alguien entró a la vez..

 

Efímero ya tiene la caja de bombones con monedas, y los billetes recién salidos de la nursery. Se suelta el pelo y se invita a pasear sin levantar pasajeros. Momento glorioso, como cruzar el semáforo al filo con el corazón de la taquicardia en la mano. Pero vuelve a pasar: La mano temblorosa, el ceño fruncido, el auto quieto en Uriburu Y Sarmiento. (Su pasajero frecuente bajará como siempre demorado, aunque la asistencia perfecta lo ajusticie en esa esquina.) Efímero que maneja los instantes de una ciudad casi dormida, despierto, sabe que la guantera aguanta, pero saca igual uno por uno los cassettes de Cacho y El Gitano, tira fuera papelitos de peajes, de facturas, teléfonos anónimos, etiquetas, dos cartas de amor viejo y acomoda su cepillo de dientes con el dentífrico. Ahora sí, el pasajero da su infalible clave “Santa Fé” y arranca el auto con maniobra de atleta.

 

Algunas veces Efímero cena con compañeros de ruta, la que une antes con ahora, y seca el puño del dolor en el mantel de papel, mientras la morcilla se enfría. Tiene un extenso decálogo de pasiones: sí mataras al colectivero que te encierra, sí desearas el pasajero de tu prójimo. Y los días le suceden, como le sucede la alergia al gato cuando entra a la casa a través de esa puerta verde chiquita parecida a la entrada de un enano sin cuento. Por detrás de la puerta una escoba estacada le deja la tranquilidad de saber que cualquier visita se irá en breve. Tiene también un baño a medida y una cocina despejada de comida. El patio es una silla y la cama todo su cuarto. Más allá la única ventana abierta ahora que es verano, y sus pies pateando al gato.

 

Pero desde el auto, invariablemente él sentado, como en la butaca de un cine mirando la realidad pasar: el policía detenido en el escote cruzando Corrientes, la moto sospechosa, esa pareja ardiente en la puerta. Y en Libertad, la mano le tiembla, entonces Efímero frenará bruscamente con el ceño fruncido, bajará, abrirá el baúl. Efímero colocará la caja de vino a la derecha, después a la izquierda, al centro, el matafuego más arriba, más adelante, los trapos sucios en el cordón de la vereda, el mosquitero ahí, y sellará su dedicación con un ruido agresivo al bajar la tapa, sin importarle el pasajero que le está esculpiendo una queja merecida. 

 

Mientras Efímero me mira, digo, se está yendo, se va, sube a un auto que avanza, toma su propio taxi y se lleva con él lejos. Efímero corre sin pies, tantas veces, tantas calles, tantos bares, y desde el mismo campo concentrado. Efímero lee las miradas y entiende el futuro. Ahora ella se encuentra con Manuel y mañana va al psicólogo sin antes decirle que fue un día difícil, porque el calor, pero Efímero sabe que no es el calor, sino el amor incomprendido que le quita las ganas de vivir, señorita, aunque no me lo diga, pero con esa sonrisa, déjese de joder, mire, yo me separé hace cinco años y aquí me tiene, cuando quiero estar con alguien, ahí está, y después me las arreglo solito, bien solito y así estoy muy bien.

 

Pero sabemos que le tiemblan las manos cada vez más y el ceño se le frunce, y en medio de un viaje acomoda el sillón trasero y el de adelante más atrás aunque le corte las piernas al próximo transeúnte arrepentido. Efímero debía pagar el alquiler hace dos días y tiene un sobre cerrado guardado en el colchón hace tres. Todo puede esperar ahora que lo llevan a Ezeiza con una maleta discreta que no ensucia el baúl. El baúl lleno de la ropa de verano que guardó para hacer lugar en el placard. Harta coincidencia de la atmósfera con la estación del tren del año merecida cuando tiene que cambiarse la camisa transpirada.

 

Le ocurrió una vez, una tarde oscura de lluvia arremetida, el colchón tenía un imán, el resorte todavía no asomaba la cabeza como un periscopio de los sueños enterrados bajo sábanas y Efímero, aún sabiendo que el dinero no abundaba en su chanchito de la buena suerte, continuó la siesta más allá de la hora. Pero le ocurrió una vez. Ahora está en el sur de la costanera, tirando piedritas, en realidad, pedacitos de vereda, al río, queriendo hacer sapitos porteños en vano, mientras las puertas del auto abiertas le dejan escuchar la radio. Efímero ahora se sienta en el asiento trasero apoya la espalda y descansa viendo el horizonte como puede. Despierta y un amanecer rojizo le llena los ojos de lágrimas. Sabe que lo están esperando en Uriburu y Sarmiento hace cinco minutos, se enjuaga la cara, cambia la camisa por una remera y arranca el auto después de conseguir un café en el puesto de enfrente.

 

Fue otro día cuando el auto se acercó a la vereda para frenar tempestivamente por una mujer intrigante. Y abril sería el mes de su vida, por que  ella, Avril, no hablaba, Efímero le miraba el brillo de los ojos por el espejito, un brillo inusual, y llegaron a la puerta de una casa, y era su casa, y él consultó el horóscopo de la borra del café turco en el bar griego y entendió que esa figura negra en la taza tiene un aura blanco y está parada frente a una figura negra con puntitos grises, es él, tembloroso, dejando la taza en la mesa y yéndose.

 

Efímero ahora que es tarde no vuelve, se queda probando sapitos de nuevo, duerme, ya no le asombra el amanecer igual al de ayer y antes de ayer y antes de antes de ayer. Efímero toma el café de enfrente en el auto, se lava la cara para arrancar a su rutina de realidad pasándole frente a los ojos abiertos, reflejados en el vidrio, en el espejo, en el plato de metal donde come su ensalada, en el cuchillo que se llevó de la casa, en el vaso durex, en la bandeja por si quiere apoyarlo todo y sentirse más cómodo en el living o mejor dicho en el comedor que ahora se transforma en el living del café de sobremesa y el amigo que se acerca a sentarse al lado, para convidarle un fernet, para decirle que no puede vivir en el auto, que tiene una casa, que doña Marta lo está buscando para que le pague el alquiler, pero no, Efímero se quema la mano con el café y la mueve, pero ya no le tiembla, ves, la domina, como domina todo, donde quiera ir cuando quiera ir con quiera ir, así soy yo, libre, bien libre, joder.