Tenemos sed del espanto ajeno
Pescadores de pecados somos
miedo a fumar sentada en el alféizar hasta que rompa el alba
a que nadie abra la puerta
miedo a las resoluciones del domingo en la noche
al acatamiento de planchar las sábanas
miedo a las palabras en lugares adecuados
a una felicidad demasiado ordenada
a la pregunta: ¿por qué me tiemblan las manos?
a su respuesta en estas sábanas
miedo al no que antecede al apocalipsis
la risa de los niños
las listas
los supermercados
miedo a amar la herida
miedo a huir o a quedarme
a despertarme con la boca seca
y dar pedir negar —o de cualquier otra manera— necesitar ayuda
miedo a vacilar frente al pescuezo del gallo
corrijo: del lector
corrijo: del diablo
miedo a reencarnar en las historias
miedo al escribirlas
entonces
miedo al ocio
a los gritos sordos
las compañías telefónicas
las ambulancias
los pasillos oscuros
a los adverbios
miedo a lo que se dice en el tiempo del silencio:
a las canciones en repeat
a la tragedia que desencadena el encuentro
entre un cuchillo sin filo y un tomate duro
miedo a enviar todas las cartas
a los platos que se apilan
los buenos deseos
miedo a cuidar de una mascota
a coleccionar almohadas
a morir con hambre o sin sudor en la frente
y a las duchas de agua tibia
la ironía
la pirotecnia
las definiciones
miedo a la unidad de flujo luminoso del sistema internacional
que equivale al flujo luminoso emitido por una fuente
puntual uniforme situada en el vértice de un ángulo sólido de
1 estereorradián y cuya intensidad es 1 candela
Ramona de Jesús, del libro Dos metros cuadrados de piel