viernes, 28 de abril de 2023

Meta

 

Arrancar de la espesura del ojo la retina entornada con oscuro océano para salir y habitar el refulgente ambos que cree en las deidades humanas. Depositar al hombre en la araña que teje su sabiduría. Alguien siempre es la causa en el sendero peligroso o en las bodas del infierno al que ni un soldado de las tinieblas asciende por las sombrías filas de la prisión, del hambre, del frío. Soplan los vientos estancos, en la mañana despierta el ejercito junto al amante, una evanescencia rodea el ceño del tiempo, tiembla la religión en el semblante de un sacramento porque el príncipe golpeará la revolución con la salud de un noble desaparecido que ha visto venerar al diablo, nunca seremos, escribiendo en prosa, una barca o un hueso de las tribulaciones, sino los ojos proféticos de las muertes súbitas o el humo y el vapor que él, viajero del desatino, contempla, con el perfil de una humanidad doliente que cae en la locura destetada del retrato, del proverbio o del verbo.

Los extremos terminan en la puerta, frente al acero, la ignota culpa que cae como una gema desnuda en la palabra, arriba del juramento de plomo que mitiga el ansia con desdén. Vagamos profundamente por la lágrima, en la falda de una ciudad crucificada, en la jaula de la aflicción, como una mariposa envenenada de cuyos senos crece el deseo. Tu sueño se tumba en la corriente y se transforma el temor de la noche en la edad futura, siembras el pecado en la mañana y recibes la cosecha de este sur salvaje por la tarde.

Un puente, veo un puente más alto que los mástiles y un ancho himno que humea en las nubes. Nuestro cuerpo embriagado restituye el orden oculto en la metáfora de un niño entregado a los poemas, la verdad casual diluye el hierro, mi vicio se explica, se exhala, se nula, en la promesa de la fuerza que talla con la paz la sed. Beben sudores los tropeles de la costumbre, el corpus latino brota desde un olor amargo hacia tu órgano invernado, es posible huir del porvenir naciendo continuadamente, descalzos, sin ver el vientre que cura los surcos. Un gran agujero  en el centro del pecho encendido de libertad abre tus labios y la savia del sueño resuena como una risa loca sobre el corazón arrancado por un horrendo amor que los años velan  y nos castiga el infinito con una fuga lenta por las cosas que esta vida nos ofrende. Nido en la mascadura del robo de los gestos, en la humedad de la lengua que traga lo seco, en la palma de una mano, su piel, bajo la mesa. Es posible huir del porvenir naciendo continuadamente, descalzos.



 10 de setiembre de 2001

 

 


domingo, 23 de abril de 2023

paroles paroles



No escribir, no decirte, no afirmarte, categorizarte, determinarte, advertirte, profanarte, desdibujarte, ambicionarte, memorizarte, tentarte, atemorizarte, traicionarte, y tantas cosas con arte.