Ábreme las puertas del juego
para que siembre la cosecha de ayer,
se rompa el hechizo, galope, huya;
si la nota de tu voz, brillante son,
se apaga, construiremos un mundo de miel;
ciérrame la boca de un beso,
para que no diga lo que ocultan las tardes
detrás de los árboles;
tengo un nudo debajo de los ojos,
una noche llamada deseo,
un sol y una luna forcejeando;
quizá parezca un designio
pero te cuento los lunares
para saber que en esos oscuros goces
hay una marca que nos llama
y nos lleva al universo de las horas
donde caen los abismos que nos reclaman,
mientras corre por las venas el fulgor
atolondrado del mediodía medianoche
medioamor…