lunes, 13 de agosto de 2012
elogio a la pared
Calla en sus ladrillos huecos la pared; reflejada en el espejo se acomoda la pintura para cuando el habitante de esa casa que es pequeña le acaricie el rostro plano y le cuelgue una máscara veneciana, entonces sonríe con grietas; la pared no mira en vano el cuarto sino con la soberbia de una cómplice que convierte el gemido en eco, el grito en espanto, la risa en carcajada; la pared sabe desentrañar enigmas y lee el pensamiento, duerme parada y despierta húmeda a veces, sabe albergar telas de arañas, y aunque le moleste convivir con extraños fue cueva de insectos que ahora son sus amigos; la pared, Su Majestad la pared, merece una portada en la revista Life, una recompensa por sobrevivir al tiempo y sostenerse entera; la pared que uno mira te mira y sabe que la vejez es una afronta imperceptible de los días; la pared, esa mariposa que no vuela, esa otra cara de sí mismo puesta ahí como una ofrenda a la intemperie, es la madre, la hija, la abuela, que sabe el consejo apropiado pero no puede decírtelo; la pared nacida de las manos que la construyeron, te protege de la avaricia del vecino y sus tormentos; la pared sueña cuadros originales de Picasso, pero se conforma con alguna reproducción barata de Dalí o Miró; la pared es así, dura pero tierna, a veces se maquilla, pero nunca sale de paseo, por eso añora las visitas; la pared, dura pero amable, es la verdadera reina del espacio que te alberga.
viernes, 10 de agosto de 2012
Edades de los Espejos de Galeano
Esas efímeras apariciones, ¿nos cuentan que alguna vez fuimos peces y alguna vez fuimos monos? ¿Peces lanzados a la conquista de la tierra seca? ¿Monos que abandonaron la selva o fueron por ella abandonados?
Y el miedo que sentimos en la infancia, miedo de todo, miedo de nada, ¿nos cuenta que alguna vez tuvimos miedo de ser comidos? El terror a la oscuridad y la angustia de la soledad, ¿nos recuerdan aquel antiguo desamparo?
Ya mayorcitos, los miedosos metemos miedo. El cazado se ha hecho cazador, el bocado es boca. Los monstruos que ayer nos acosaban son, hoy, nuestros prisioneros. Habitan nuestros zoológicos y decoran nuestras banderas y nuestros himnos.
Eduardo Galeano
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